Los factores que incidieron para promover la inmigración desde el piemonte hacia la Argentina se deben buscar entre los intereses de la época. Es indudable que los viajeros argentinos de entonces, ya conocían la proverbial aplicación al trabajo de los italianos, suizos y españoles, en particular de los piemonteses. Hubo difusión propagandística que indudablemente influyo en el ánimo de los presuntos colonos. En la Argentina se ofrecían tierras lo que era una firme promesa de gran futuro. A las autoridades monárquicas de aquel entonces, les resultaba un alivio permitir el éxodo de sus connacionales, en razón de la exiguedad del ambito local; se trataba de una sociedad pastoril agrícola donde todo estaba hecho.
Existía una tercera premisa, el propio interés de los inmigrantes que venían a la Argentina a "hacer la América", es decir su triunfo personal. 

Como una necesidad planteada por los gobernantes en el deseo de poblar, de los interesados en cambiar su suerte; de los terratenientes, políticos, poseedores de tierras de una u otra forma, de vender su bien parcelizado para lograr mejor precio; de la necesidad de Europa de adquirir trigo en las nuevas tierras americanas, surge la colonización de la región Santa Fe - Córdoba.
Los asentamientos coloniales en Córdoba y Santa Fe fueron realizándose según un ordenamiento regional agrupadose por sectores étnicos.
En nuestra región se localizaron, preferentemente los provenientes del Piemonte. Este grupo cubrió las expectativas humanas de la época colonial dadas sus características de laboriosidad que eran codiciadas por quienes deseaban formar asentamientos. 

De 1853 a 1856, se firman en Santa Fe, numerosos contratos de colonización. En la provincia de Córdoba en el límite con Santa Fe, comienza a partir de 1885, cuando se percibe que Santa Fe lo ha hecho con buen éxito. Así se funda San Francisco en 1886, y Don José Bernardo Iturraspe trato de atraer colonos ofreciéndoles pagar las tierras con el producido de las mismas. Acuden a este llamado, los colonos que adquieren entre 150 y 300 hectáreas por familia. De allí en mas es notable la influencia que ejerce el Ferrocarril, que llega a nuestra ciudad en 1889. Con el transcurrir del tiempo y manteniendo el espíritu de los mayores, los descendientes de ellos, hoy habitantes de nuestra ciudad, constituyen, aproximadamente, el 90% de la población. 

Al alba ya estaban de pie tratando de sacar frutos a una tierra a veces árida, otras que negaban su fruto a quienes tantos desvelos dedicaban. Las necesidades primarias fueron solventadas por las casas de comercio a los colonizadores, la tierra brindo a su tiempo todo lo necesario para la subsistencia, pero muy duro fue su desarrollo, con cosechas negadas por la sequía, plagas, mangas de langostas, es decir nunca fue un lecho de flores sino un lugar de penurias y miserias.